Cada día, sustancias extrañas entran en nuestro cuerpo atravesando la piel y las mucosas. Habitualmente no somos conscientes de ello porque nuestro organismo se defiende de esta invasión con un sistema inmunológico constantemente activo.
Las distintas formas de defensa que el sistema inmunológico puede utilizar para defendernos son complejas y sofisticadas. Una de estas actividades clave es producir anticuerpos, que neutralizan a los invasores (llamados antígenos). Las reacciones inmunológicas son necesarias para nuestro cuerpo, si queremos conservar una buena salud.
Sin embargo, a veces el sistema inmunológico va más allá de sus obligaciones y reacciona excesivamente ante una sustancia ofensora que no supone una amenaza real. Estas reacciones excesivas y nocivas se conocen como alergia.
Un antígeno que provoca una reacción excesiva de este tipo recibe el nombre de alérgeno.
La respuesta puede presentarse de forma precoz a los pocos minutos de producirse el contacto con el alérgeno o de forma tardía, entre las 6 y las 24 horas después del mismo.
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